La convocatoria, para el jueves por la mañana, fue dispuesta por el fiscal federal Carlos Rívolo, quien se encuentra al frente de la investigación desde la semana pasada por decisión de la jueza María Eugenia Capuchetti, que le delegó la instrucción en medio de fuertes críticas de la querella.
Las colaboradoras de Milman son Carolina Gómez Mónaco e Ivana Bohdziewicz, quienes ya declararon en el expediente: las contradicciones en sus testimonios en relación a sus respectivas presencias en la confitería Casablanca y al tema de conversación motivaron que en su momento la querella reclamara que se les secuestren los teléfonos celulares.
Fue la negativa a realizar esa medida de prueba -el secuestro de los teléfonos celulares- la que generó las más fuertes criticas de los abogados de la querella, José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal, hacia el trabajo de la jueza Capuchetti, al punto de que reclamaron su apartamiento de la causa.
Los abogados de la querella llegaron con el reclamo del secuestro de los celulares hasta la Cámara Federal porteña que el viernes pasado emitió una resolución en la que señaló que era una medida procedente pero que antes debían llevarse a cabo otras, que tenían que ver con declaraciones testimoniales.
«Es inaudito tener que explicar por qué es importante contar con la única prueba que podría haber corroborado un testimonio de extrema gravedad sobre un atentado que podría haber cambiado la historia de nuestro país», remarcaron en su momento los abogados de la querella al reclamar el secuestro de los celulares para buscar allí cualquier mención o indicio que pudiera permitir corroborar o descartar la pista.
Abello aseguró que el 30 de agosto, 48 horas antes de que se concretara el atentado fallido, escuchó a Milman decirle a dos colaboradoras, entre risas: «Cuando la maten yo voy a estar camino a la costa»
«El resto del testimonio (del testigo) se corroboró con lo declarado por Bohdziewicz y Gómez Mónaco y la prueba producida por la PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria). Si lo que vuestra señoría esperaba es que las dos testigos admitieran haber escuchado que su jefe dijo (´cuando la maten yo estoy camino a la costa´), la única forma de dilucidar la verdad de lo sucedido el 1 de septiembre parece que será a través de alguna confesión inesperada», explicaron.
Pista Milman
La pista Milman se inició el 23 de septiembre a las 17, cuando Jorge Abello, asesor del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, se presentó en los tribunales federales de Comodoro Py y aseguró ante la jueza Capuchetti que había escuchado a Milman referirse a un eventual atentado antes de que ocurriera.
Abello aseguró que el 30 de agosto, 48 horas antes de que se concretara el atentado fallido, escuchó a Milman decirle a dos colaboradoras la siguiente frase, entre risas: «Cuando la maten yo voy a estar camino a la costa».
La investigación de esa pista permitió confirmar que Abello, Milman y sus dos colaboradoras coincidieron en la confitería Casablanca, ubicada a metros del Congreso, el día señalado por el testigo; aunque hasta el momento no hubo nadie más que el que hubiera escuchado esa frase en boca del diputado de Juntos por el Cambio.
El lunes se produjo otra testimonial en relación a esta pista que fue informada por Télam: El diputado nacional Marcos Cleri (Frente de Todos) exhibió el mensaje que recibió de parte de un asesor que le dijo haber escuchado a Milman referirse al ataque fallido antes de que ocurriera. El dato más relevante tiene que ver con la hora de aquel mensaje, ya que lo recibió instantes después de que trascendiera la noticia del intento de magnicidio.
«Marcos ayer cuando salí de tu oficina fui con mi cuñado a comer a Casablanca. Al lado mío estaba Milmann (sic) con dos pibas y graciosamente decía cuando la maten yo estoy camino a la costa. Y se mataban de risa», decía el primero de cuatro mensajes consecutivos que Jorge Abello (asesor de la Cámara de Diputados) le envió por WhatsApp a Cleri el 1 de septiembre desde las 22.36, informaron fuentes judiciales.
«Créeme estoy temblando», decía el cuarto mensaje que Cleri recibió de Abello menos de dos horas después de que se conociera la noticia de que un hombre de 35 años (Fernando André Sabag Montiel) había intentado matar a la vicepresidenta en la puerta del edificio en el que vivía en Recoleta, ante la mirada de los manifestantes que habían ido a expresarle su apoyo y de las cámaras de televisión que registraban el momento.
Según pudo reconstruir esta agencia, Cleri explicó que el 7 de septiembre se los reenvió a dos compañeros suyos de la Cámara de Diputados y al «equipo jurídico» de la Vicepresidenta (que por entonces no era querellante en la causa), a la vez que esperó a que el propio emisor de los mensajes (Abello) se presentara en la justicia para luego hacerlo él.