Además, aseguró que «las democracias crujen frente a los poderes concentrados» y llamó a organizarse «bajo la bandera de los derechos humanos para que las democracias sean instrumentos de igualdad social».
«El único poder que no se ha reformado en 40 años es el poder judicial. La sociedad sueña con un poder judicial que deje de actuar como el brazo ejecutor de los poderes fácticos de la Argentina», aseguró Fernández.
Y consideró que «en algunos lugares el Poder Judicial argentino esta siendo laxo con las condenas de los genocidas» que actuaron en la dictadura militar de los años 70.
«Es necesario decirlo una vez más: cada represor juzgado debe cumplir su condena en un cárcel común, no tiene beneficio de la pena de ningún tipo, incluida la prisión domiciliaria», indicó el jefe de Estado.
En ese sentido, destacó que «el pueblo argentino ha hecho de los derechos humanos una política de Estado».
«El camino no fue fácil pero trae consigo más de 40 años de luchas, saberes, memorias vitales que iluminan el presente y nos da una imagen de futuro. Las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo son las parteras de nuestra democracia, verdaderas guardianas de la Patria», añadió.
Y reafirmó su «compromiso de encontrar los cuerpos que aun nos faltan» de los desaparecidos que dejó la última dictadura.
«Que los represores nos digan dónde están los compañeros y compañeras que aun no sabemos dónde están, es momento de romper el pacto de silencio. Cada nieto recuperado es la expresión más vital de las políticas de memoria, verdad y justicia», dijo el Presidente.
Además, afirmó: «El neoliberalismo está atentando ahora mismo contra los pilares de la vida común tal como la conocemos. Lo vimos en Bolivia con Evo (Morales) y lo vimos en Brasil con Lula (Da Silva), lo vimos en Ecuador con el querido expresidente (Rafael) Correa, lo vemos en Argentina con Cristina Fernández de Kirchner».
Asimismo convocó a «un acto de desobediencia en nombre de la vida» y «contra la resignación, el desánimo y los destinos inalterables» para resolver «las injusticias y desigualdades».
«Les propongo un acto de soberanía intelectual para recuperar una imagen del porvenir, pare recuperar el derecho a la esperanza, para tener un horizonte donde encontrarnos dignos y felices. Sabemos que el viaje es largo, pero también sabemos que mañana es mejor», concluyó.